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Por un mañana mejor 

Sandra Patricia Velásquez es una mujer de 40 años nacida en Ibagué, Tolima, residente en Planadas ubicado al sur de este mismo departamento y desplazada de allí mismo en el año 2010. Tiene cuatro hijos, tres hombres y una mujer. Dejó a su esposo en Planadas sin comentarle nada al respecto de su desplazamiento por miedo de que le hicieran algo.

 

Todo comenzó cuando llegó el ejército a la finca donde estaba trabajando Sandra a hacer sus guardias de rutina. Ellos pedían ayudas a los empleados de las fincas, cosa que ellos hacían con temor, debido a que en las montañas habían guerrilleros vigilando toda la estancia de los militares en el lugar. A Sandra le pedían agua y un día ella salió a lavar la ropa, los militares le hablaron y le advirtieron que ella no debía hablar con ellos, que ellos no querían hacerle daño.

 

Cuando el ejército se fue, llegaron dos hombres a obligar a Sandra a desocupar el lugar mientras otro se quedaba afuera vigilando con un arma. “Son señores muy feos, señores grandes, barbados, botas de caucho y embarradas. Desde ese día, Sandra no puso ni siquiera dormir bien y trató de irse lo más rápido posible.

 

Su marido estaba trabajando y ella no quiso contarle lo que estaba pasando por miedo a que le hicieran algo a él, así que lo que ella hizo fue vender el ganado que tenía e irse lo más rápido posible con sus hijos dejando a su marido en la finca.

 

Sandra se desplazó a Ibagué, desde allí se contactó con su marido y le pidió que se fuera con ella. Cuando él llegó a la capital del Tolima, Sandra le comentó todo lo que había pasado en Planadas con la guerrilla.

 

Al año de estar en Ibagué fue a declarar, no fue antes porque le daba miedo de que la guerrilla llegara a buscarla y seis meses después recibió la primera ayuda, un mercado. En la declaración, lo único que le pidieron como prueba de desplazada fueron los testigos que tuvo del desplazamiento y ella tenía a sus patrones.

 

Como Sandra declaró al año ella no tuvo ayuda de mercado ni dinero, pero cuando se sintió necesitada se acercó a la Unidad de Atención al Desplazado (UAO) y habló con una doctora que gentilmente le colaboró con dos mercados que necesitaba con urgencia, su esposo estaba enfermo de la columna, no podía trabajar, ella se encontraba desempleada, debía pagar le arriendo y buscar el arriendo para sus hijos.

 

Después de otro año recibió un millón de pesos, a los tres meses le dieron otra cuota de trescientos mil pesos y desde ahí las ayudas le llegan anualmente y son de seiscientos y doscientos mil pesos.

 

Sandra se fue de Ibagué porque la situación económica estaba mal y tenía problemas en el barrio. Vendió su casa y compró una finca en la cual no pudo vivir porque estaba rodeada de guerrilla, sus hijos ya estaban grandes y no se podía arriesgar a que tuvieran que hacer parte de ese grupo armado al margen de la ley, vendió la finca a cuotas de la cual sigue recibiendo dinero. Con ese dinero que está recibiendo, le arrendó una parte de la casa a su madre para abrir una papelería.

 

El Gobierno le preguntó a Sandra que si quería volver a Planadas, ella no aceptó porque el sufrimiento que vivió allá es inigualable, habían tiroteos casi todos los días y ella de solo pensar en sus hijos y marido se frustraba. Por la situación económica y la falta de oportunidades laborales, su marido tuvo que volver a recoger café sabiendo lo peligroso que es.

 

A sus hijos les ofrecieron ayuda psicológica, pero no aceptó porque Sandra no involucró a sus hijos en ningún problema, mas sin embargo sus hijos ya están grandes y dice Sandra que ellos se acuerdan de todo y asimilan la situación.

 

Ahora Sandra vive en el barrio Álamos de Ibagué, con vecinos que tienen también tienen problemas con el conflicto. Vive con sus hijos y su mamá, está esperando que su esposo vuelva, que le lleguen las ayudas prometidas por el gobierno, que le terminen de pagar las cuotas de la finca para poder comprar una casa y que pueda seguir progresando con su negocio en la papelería.

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